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15. EL CRISTO DEL PADRE DE MONTFORT

 Estamos ante una de las reliquias más antigua, más valiosa y venerada que tenemos del padre de Montfort. Además, ella es un testigo, una parte central en la construcción y en la historia del Calvario de Pontchâteau. La madera que sostiene el cuerpo es de una época posterior (1821). Fíjense en los destellos de gloria que salen a la altura de la cabeza, para transmitirnos que la infame cruz se ha convertido en una Cruz Gloriosa gracias a Aquel a quien sostiene. Numerosos corazones están pegados a la Cruz. Recuerdan a los muchos cristianos que vinieron aquí para unirse de corazón a la Cruz de Cristo. También nosotros podemos hacer lo mismo... En cuanto a Monfort, fue sin duda uno de ellos-… nos lo recuerda a menudo: 'La Sabiduría se hizo Hombre para atraer a los corazones de los hombres a su amistad y a su imitación' (ASE 117).

Montfort había encargado la construcción de esta Cruz a un artista de Saint-Brieuc y le dio la inspiración. Quizás también ha metido mano, porque él también sabía esculpir y pintar. Durante este período (1707-1708), Montfort se había unido a los compañeros del Padre Leuduger para realizar  misiones en la Diócesis de San Brieuc. Al cabo de cierto tiempo aparecieron las dificultades y los desacuerdos entre los misioneros, que dio lugar a su separación. Y, como la comunidad del P.. Leuduger se negó a pagar por el trabajo del escultor, Montfort realizó una colecta en la ciudad. Pudo reunir 80 libras que le convertían en el poseedor del Cristo abandonado.

Montfort luego pasó a la Diócesis de Saint-Malo, con la escultura en su equipaje. A finales de 1707, realizó una misión en su parroquia natal, Montfort-la-Cane. Y creía que había llegado el momento para erigir un monumento en honor de Jesús crucificado. Había elegido el lugar, «la colina de la Motte', que es la ubicación de la actual iglesia parroquial. Pero se lo prohibió el señor de Montfort, el duque de Tremoille.

De nuevo proscrito de la Diócesis de Saint-Malo, el misionero se dirigió a la Diócesis de Nantes, donde estaba esperando al Sr. Barrin, vicario general y amigo de la familia Grignon. Una vez más, puso entre su equipaje en una carreta el Cristo de Saint-Brieuc. Es probable que el Cristo permaneciera en Nantes todo el tiempo de sus misiones alrededor de esta ciudad... pero se sabe que, cuando comenzó la labor del Calvario, fue trasladado para ser venerado por los trabajadores en una gruta improvisada iluminada a la luz de una vela. Fue clavado a una cruz hecha de la madera de un bello castaño de 50 pies (16,25 metros) encontrado en Missillac y arrastrado por bueyes hasta el Calvario.

Luego vino la prohibición de bendecir el Calvario (el 13/09/1710) y la orden de su demolición.
Montfort personalmente hizo los trámites con obispo, pero en
vano. A través de unos personajes poderosos, el misionero fue

acusado de haber construido una fortaleza para facilitar la invasión de los ingleses.
Para Montfort fue una de las más amargas decepciones de su vida. Nunca estuvo unido más estrechamente al Cristo mortificado que aquí en Pontchâteau, pero los biógrafos indican que desde este fracaso entró en una etapa espiritual decisiva. Lo que más tarde subrayará el autor de su primer epitafio: ' maduro para Dios, voló al cielo '.

No sólo Montfort se sometió a la orden episcopal, sino que además vino a buscar personalmente a su Cristo para trasladarlo a Nantes vía fluvial. "Lo hizo llevar en una carreta hasta el borde del río Loira". No consiguiendo ayuda de los barqueros, quienes sólo le dirigían insultos y burlas, se le vio sólo, en un pantano donde había agua y barro hasta el muslo, cargando sobre sus hombros hasta el barco su precioso Cristo. ». El padre de Montfort murió en St. Laurent el 28 de abril de 1716... En 1728, el Cristo sería trasladado a St. Laurent a la casa de los Padres Monfortianos...

En 1747, los sucesores del padre de Montfort , P. Mulot y P. Audubon vienen a Pontchâteau para predicar una misión. El Cristo encontrará hospitalidad en el castillo de los Defaits durante varios meses, durante los cuales se recomienzan los trabajos de reconstrucción del Calvario. El obispo de Nantes, monseñor De la Muzanchères es favorable. Con el aplauso de todos, ordena el traslado del Cristo y de las otras estatuas para el adorno del Calvario restaurado. Mucho más, era su intención de que los misioneros tuvieran una residencia aquí. Ya estaba construida la capilla que debían atender a los pies del Calvario. Pero, por razones similares a las alegadas en 1710, debieron ceder ante la oposición del comandante de la plaza de  Nantes, un cierto señor De Menou...

Esta vez llevaron el Cristo para dejarlo en la casa madre de  Saint Laurent sur Sèvre. Las otras estatuas que permanecieron en la capilla ardieron en llamas durante la tormenta revolucionaria de 1793. Sólo el Cristo se salvó.

Por último, en 1821, M. Gouray, sacerdote de la parroquia de Pontchâteau, digno descendiente (nieto) de los pioneros del Calvario (originario de Sainte Reine de Bretagne) se compromete y lleva a término la  segunda restauración del Calvario del padre de Montfort. Por su ruego, R.P. Gabriel Deshayes, consintió en que el precioso Cristo tomara su verdadero lugar.

Desde ese momento el Cristo es conservado bajo el buen cuidado de los misioneros monfortianos, quienes llegaron a este lugar en 1865 para asentarse a solicitud del obispo de Nantes, Monseñor Jacquemet.

Fiestas en honor de Cristo del Calvario:
· 14 de septiembre de 1710: inauguración, (en presencia de 20. 000 personas de acuerdo con el Sr. Blain.)
· 10 a 12 de octubre: una compañía de soldados a las órdenes del señor Espinose ejecuta la orden de demolición del Calvario utilizando a los mismos campesinos (400 o 500) que lo habían construido. El descendimiento del Cristo desde su Cruz fue un espectáculo muy conmovedor.
· 23 de septiembre de 1821: nueva bendición por Monseñor De Audigné: Más de 10.000 personas.
· 24 de junio de 1899: bendición del Vía Crucis por Cardenal Richard: 50.000 peregrinos presentes.
· Junio de 1948: el Nuncio Apostólico en Francia, Monseñor Roncalli, futuro Papa Juan XXIII, preside en el Calvario las fiestas de la canonización del padre de Montfort. «los vínculos no han cesado de unir cada vez más al padre de Montfort con la Tierra Santa ". Hubo entre 100.000 y 200.000 peregrinos. El Nuncio Roncalli: "Pareciera que estamos en Roma, en la Plaza de San Pedro, el día de la Pascua".