Comentarios de Evangelio

15 de septiembre de 2024
XXIV domingo del tiempo ordinario - B
(Is 50, 5-9a ; Jc 2, 14-18 ; Mc 8, 27-35)

Comentarios de Evangelio
"Relais d'Évangile"

Antiguamente en la revista " Le Règne de Jésus par Marie "

Gracias a todos los cooperadores Montfortianos

Agosto (Ciclo B)

4 de Agosto - XVIII Domingo Ordinario

11 de Agosto - XIX Domingo Ordinario

18 de Agosto- XX Domingo Ordinario

25 de Agosto- XXI Domingo Ordinario

Septiembre (Ciclo B)

1 de Septiembre - XXII Domingo Ordinario

8 de Septiembre- XXIII Domingo Ordinario

15 de Septiembre- XXIV Domingo Ordinario

.
22 de Septiembre - XXV Domingo Ordinario

29 de Septiembre - XXVI Domingo Ordinario

- Oración (La misa de cada día: Josep Otón Catalá)

15 de septiembre

Señor Jesús, tanto a cada uno personalmente
como a toda la comunidad
nos preguntas de nuevo:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»;
y por eso te pedimos que nos concedas
la sana inquietud que querer conocerte,
el vivo deseo de ser
tus seguidores y discípulos,
de buscar la transformación de las personas
y del mundo a través del evangelio.
Que quienes ya empezamos a conocerte
no nos cansemos de estar cada día
más atentos a tu palabra,
para acogerla en el corazón y ponerla en práctica,

 

que perdamos el miedo a acompañarte
cuando el camino de la vida pasa por la cruz
o cuando el servicio a los hermanos exige
que nos libremos de egoísmos y comodidades;
haz, Señor Jesús, que sepamos despertar
en nuestros hermanos el interés por ti.
Te pedimos por los que van por la vida
sin objetivos y sin norte,
que puedan encontrar a alguien
que les indique el camino hacia ti,
y que quienes no están interesados por ti
puedan descubrir como enriqueces la vida
de todos los que se te acercan
y te buscan con corazón sincero y abierto

Ciclo A

 

.

.

Feliz semana.
Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

> > > http://www.cipecar.org < < <

Lectura orante del Evangelio: Marcos 8, 27-35 

El verdadero testigo de la fe en Cristo no se contenta con predicarla, sino que percibe las necesidades del prójimo y busca solucionarlas (San Agustín).

José Antonio Nieto (España)

Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
En la vida de seguimiento de Jesús hay momentos en los que es necesario definirse: quién es Jesús y quiénes somos nosotros, cuál es nuestra relación con él, qué significa para nosotros. Para responder a esta pregunta que condiciona nuestra vida no bastan las palabras aprendidas, tiene que ser la misma vida la que hable. La mejor respuesta es la confesión de nuestra fe, es la manifestación de lo que el Espíritu, en el silencio, ha ido creando en nuestro corazón. Este es un buen momento para que, con calma, entremos en nuestra interioridad y expresemos lo que de verdad llevamos dentro, aunque sea pobre. ¿Qué es lo que esta pregunta nos invita a decirle a Jesús?
Dínoslo tú, Espíritu Santo.

Tú eres el Mesías.
Respuestas como esta requieren compromiso, seguimiento; si no, sería mejor no decirlas.Somos francos de presto, y después tan escasos, que valdría en parte más que nos hubiéramos detenido en el dar (Santa Teresa, C 32,8). Cuando decimos con estupor que Jesús es el Señor, cuando decimos con asombro que es el centro de nuestra vida, preparamos el terreno para tener un encuentro profundo con él; entonces se desvela nuestra gran dignidad: la de ser hijos de Dios en él y con él. Decir quién es Jesús es entregarle la vida, es vivir con él. El mundo está esperando que digamos nuestra fe con verdad y con amor. ¿Somos capaces de decir que Jesús es el Señor? ¿Somos capaces de decirlo con obras?
Enséñanoslo tú, Espíritu de amor, que mantienes en la Iglesia el recuerdo vivo de Jesús.

.El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.
Este discurso de Jesús ni gustó a Pedro ni nos gusta a nosotros. Pero si queremos caminar con él y tomárnoslo en serio, no podemos cruzar de prisa el paisaje de la cruz. Sólo la entrega de la vida nos lleva a la experiencia de la resurrección. La oración es la oportunidad de mirar a Jesús de cerca y de ir asimilando poco a poco su proyecto del Reino.

Ayudados por el Espíritu, renovamos nuestra confianza en ti, Jesús.

El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
En el seguimiento de Jesús se respira libertad: el que quiera; Jesús no obliga, invita. Pero si queremos seguir a Jesús no bastan confesiones de fe fáciles. Si suprimimos de nuestra vida la cruz, el andamiaje de la fe en Jesús se cae. Jesús nos presenta un camino pobre y crucificado, su propio camino, como paso hacia la vida. ¿Escándalo? ¿Necedad? Puede que sí. ¿Sabiduría? ¿Amor loco de Dios? Sin duda. En juego está perder o ganar nuestra vida, ser o no discípulos misioneros de Jesús. Jesús va delante, eso nos anima. Poned los ojos en el Crucificado, y haráseos todo poco (7M 4,8), así habla Teresa de Jesús.

Con nuestra cruz de cada día, te seguimos, Señor. Vamos juntos, contigo.

http://www.cipecar.org/

EVANGELIO DÍA A DÍA

Lunes, 9 de septiembre
“Él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio». Él se levantó y se quedó en pie”  (Lc 6,8).
Para Jesús la persona siempre ocupa el puesto principal. Ninguna circunstancia, enfermedad, condición, raza, religión, pueden anular este proyecto de Dios. Mira a los más pequeños, a los que menos cuentan, a los que están más orillados. Levántalos con tu respeto, con tu valoración profunda.

Tú, Señor, me sacas del anonimato. Me pones junto a ti. A tus ojos siempre valgo. Tu luz y tu paz acallan mis inquietudes y liberan las energías dormidas. Bendito y alabado seas, Señor.

Martes, 10 de septiembre
“Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos” (Lc 6,18-19).
¿De qué sirve una religión que entretiene, pero que no da respuestas a las preguntas hondas ni cura las dolencias del corazón? Las gentes se acercan a Jesús, a su palabra de vida. El encuentro con Jesús siempre es novedoso, siempre cura. Haz tú también hoy el camino de la gente. Vete a Jesús. Dile que te cure.

Lo que tocas, Jesús, lo llenas de vida. Cuando me acerco a ti, Jesús, me llenas de vida y de alegría. Gracias, Jesús.

Miércoles, 11 de septiembre 
“Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios” (Lc 6,20)  
A Dios se le va el corazón hacia los pobres. Se estremece por dentro cuando ve la debilidad. La pobreza compra los ojos de Dios. Si te encuentras con un pobre no mires hacia otro lado. Comparte con él lo que tienes, acoge el tesoro que él te ofrece.  

La dicha de mi pobreza es tu riqueza. La dicha de mi nada eres Tú. Mis ojos se alegran cuando veo que me miras. Quiero ir siempre contigo, Señor.

Jueves, Jueves, 12 de septiembre
«Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian” (Lc 6,27).
¿Te sorprende esta palabra? ¿Qué provoca en tu interior? ¿Ensancha los límites de tu tienda? Así es Jesús: capaz de ir a por todas, sin buscar apaños, provocador desde la radicalidad, signo. ¿Qué haces? ¿Te lanzas a un amor gratuito y desinteresado, para parecerte a Dios? ¿Te pones a amar con un amor sin distinciones, incluso a los enemigos?
“Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (Fratelli tutti, 8)

Viernes, 13 de septiembre
“¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?” (Lc 6,42).  
Es una conducta inmadura corregir a otros sin ver los propios defectos. Nunca cambian tanto las cosas como cuando cambia uno mismo. No cargues con los defectos de los demás. Es un peso demasiado grande para ti. Las mediocridades de los demás son muy complicadas para ti, déjaselas a Dios. 
Limpia tú, Señor, mis ojos. Hazme bañar en la inocencia. Así embelleceré a los demás con la mirada. 

Sábado, 14 de septiembre
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
Dios es puro amor. Es una fuente de vida, un manantial inagotable. Jesús, en la cruz, es la fonte que mana y corre. La cruz de Jesús es la máxima expresión de amor. Ponte ante Jesús crucificado y mira detenidamente el amor. Pon tu corazón junto a la cruz de Jesús y bebe abundantemente de su amor.
Abro mis manos para acoger tu amor. Amo a mis hermanos para agradecer tu amor