Comentarios de Evangelio

31 de agosto de 2025
Domingo 22 del Tiempo Ordinario - C
(Si 3, 17-18.20.28-29; He 12, 18-19.22-24ª; Lc 14, 1.7-14)

Comentarios de Evangelio
"Relais d'Évangile"

Antiguamente en la revista " Le Règne de Jésus par Marie "

Gracias a todos los cooperadores Montfortianos

Julio (Ciclo C)

6 de Julio - XIV Domingo de Pascua

13 de Julio- XV Domingo de Pascua

20 de Julio- XVI Domingo de Pascua

27 de Julio- XVII Domingo de Pascua

Agosto 2025 (Ciclo C)

3 de Agosto - XVII Domingo de Pascua

10 de Agosto - XIX Domingo de Pascua

17 de Agosto - XX Domingo de Pascua

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24 de Agosto - XXI Domingo de Pascua

31 de Agosto - XXII Domingo de Pascua

- Oración (La misa de cada día: Josep Otón Catalá)

31 de agosto

Te doy gracias, Señor Jesús,
porque has elegido el lugar de los pobres
y te has puesto al alcance de todos.
Así nos has enseñado el camino de la felicidad
y nos has dicho en qué consisten la grandeza
y la dignidad de cada ser humano.
Te pido, Señor Jesús, que jamás desprecie
a quienes tienen menos recursos que yo,
que hablan otra lengua,
pertenecen a una religión diferente,
sino que aprenda a valorar y amar
a cada ser humano por ser hermano tuyo y mío

 

e hijo del mismo Padre celestial.
Toca el corazón, Señor Jesús,
de quienes se aprovechan de su poder o posición
para aumentar su privilegios
mientras a tantos hermanos nuestros
les falta lo necesario para vivir con dignidad.
Que tu palabra y tu vida
no dejen que me acostumbre al mal
ni permitan que me vuelva insensible
al sufrimiento que existe en el mundo,
sino que me hagan servidor de los demás,
preocupado por el bien de todos y signo de tu amor.

Ciclo C

 

C

l

Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

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Lectura orante del Evangelio: Lc 14, 1.7-14  

“Déjate amar” (Santa Isabel de la Trinidad).

José Antonio Nieto (España)

Cuando te conviden a una boda, vete a sentarte en el último puesto’. 
Encontrar nuestro sitio, ponernos en verdad, habitar nuestra interioridad, vivir el momento presente, querer aquí y ahora nuestra vida…, ahí es nada. Jesús viene en nuestra ayuda y nos hace una propuesta sorprendente, a contracorriente: El último puesto. Nada de pretensiones de grandeza. El último puesto es la alternativa de Jesús a la violencia y a la injusticia. El último puesto. ¡Qué bien se ama desde ahí! ¡Qué libertad para servir! ¡Qué capacidad para vivir cada día como quien estrena la vida! ¡Qué oportunidad para mirar a los demás de otra manera! El último puesto. Jesús nos invita a la boda y nos dice que nos sentemos en el último puesto. 

Ven, Espíritu Santo, viento fuerte, colócanos en ese último puesto que nos ofrece Jesús. 

‘Para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba’. 
¡Qué alegría! Nuestra nada no queda oculta a la mirada de Jesús. ¡Con qué dulzura nos dice: amigo, sube! Jesús, que se hizo el último de todos, nos da la mano para subir a una dignidad que embellece y no humilla a los que están siempre más abajo. Amigo, sube, es la música de Jesús que recorre la tierra. Amigo, sube, son las palabras que hoy podemos decir a los que están junto a nosotros, sin envidias ni celos destructivos. Amigo, sube es la propuesta liberadora de Jesús para una humanidad nueva. Todos levantados por Jesús, todos creciendo juntos (somos cuando los demás son), dándonos valor unos a otros.

Amigo, sube… Gracias, Jesús.   

‘Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido’. 
El egoísmo es mentira, el orgullo ocasiona sufrimiento a nosotros y a los demás, la pretensión de tener la razón nos hace perder los perfumes más hermosos de la vida. La humildad es otra cosa; es aceptación de lo que somos, capacidad para apreciar a los demás, libertad frente a los halagos y las críticas, silencio frente a tanta mentira, distanciamiento de la corrupción. La humildad es andar en verdad; en ese terreno florece la oración, la amistad, el diálogo, la tolerancia, el encuentro y el compromiso. Humildes no son los que reprimen y esconden los dones, ni los que se inventan virtudes; humildes son los que con mirada lúcida se atreven a reconocer la grandeza de los que están abajo. 
Jesús, solo tú sabes mirar nuestro corazón.

‘Cuando des un banquete invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos: dichoso tú porque no pueden pagarte, te pagarán cuando resuciten los justos’. 
Dichoso: Esto suena a audacia del Espíritu, a fiesta de la gratuidad. Dichoso si invitas a los pobres: Esto es entrar en la dinámica del Reino. ¡Cómo revoluciona Jesús nuestros esquemas! Fascina o escandaliza. Al amar tanto la vida, dice y hace cosas como estas: Dichoso tú si invitas a los ciegos. Así muestra al Padre, así desvela lo que hace el Espíritu en nosotros. Dichoso tú: bienaventuranza desbordante, porque el gozo compartido con los últimos es nuestra verdadera identidad, lo que más llevamos de Jesús. 
Nuestra fe en ti, Señor Jesús, nos hace movernos en esa dirección.

¡FELIZ DOMINGO!
Un abrazo, mi oración y salud. Antón

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EVANGELIO DÍA A DÍA

Lunes, 25 de agosto
“Ni entráis vosotros en el reino, ni dejáis entrar a los que quieren” (Mt 23,13).
Tremendas palabras de Jesús a los que deberían ser guías de las comunidades. Se han quedado en la superficie del mensaje. Hablan de un Dios que no tiene ternura ni entrañas de misericordia.   No saben vivir ni dejan vivir a los demás. – Ponte ante Jesús y pídele que te enseñe a vivir con un estilo de vida amplio, gratuito, con ternura, cercano a los que sufren.  
Méteme en tu interior bodega. Recrea en mi corazón el amor. Enséñame a amar a mis hermanos.  

Martes, 26 de agosto
“Descuidáis lo más grande de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad” (Mt 23,23). 
Tienen a Dios constantemente en los labios, hablan de Él a todas horas, pero no han aprendido a recorrer los caminos del corazón de Dios. No saben nada de su ternura. Habla hoy de Dios con tu vida. Aunque lo hagas pobremente, eso vale más que las palabras bonitas pero vacías de contenido. 
Pongo mis trozos de vasijas rotos, en tus manos de Alfarero. Hazme de nuevo.  

Miércoles, 27 de agosto
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados!” (Mt 23,27).
Dura acusación a los que se preocupan sólo de su comportamiento externo, de aparecer como fieles practicantes de la ley, pero por dentro están llenos de hipocresía. Cuida tu interior para que tus obras reflejen siempre tus sentimientos, tus pensamientos, tus convicciones más hondas
Dichoso el que confía en el Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.

Jueves, 28 de agosto
“Por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad” (Mt 23,28)

Que alguien cultive solo las apariencias tiene trazas de sepulcro blanqueado. Sin una actitud limpia, hasta lo más sagrado se contamina, y no ilumina ni libera a nadie. Confróntate con esta palabra dura de Jesús. Deja que te ilumine. Confiesa sin rubor tus propios límites. Jesús puede cambiar tu corazón.

Profundiza la palabra y muestra con hechos al Dios de la vida.

Viernes, 29 de agosto 
EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA
“Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista” (Mc 6,25) 
Juan es el profeta de la denuncia y del anuncio. Es un poco de luz en medio de la noche, una ráfaga de verdad en medio de la hipocresía. Gusta pero molesta. Intentan acallar su voz con la muerte violenta, pero su voz seguirá viva en el corazón del mundo. Acoge la voz profética de los que viven a tu lado. Reaviva la vocación profética que has recibido en el bautismo. Que los miedos no ahoguen tu voz ni escondan tu verdad.  

Me duele la confrontación con mis hermanos. Me duele y la rehúyo, Señor. Pero cómo me ayuda encontrar una voz que me diga las verdades con amor.  

Sábado, 30 de agosto 
“Tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra” (Mt 25,25)
¡Qué malos de digerir son los límites! Da tanta vergüenza verse pobre, que uno tiende a esconder las pobrezas. Pero Dios hace maravillas en el pobre. Recuerda a aquella mujer que entregó lo poquito que tenía y que fue presencia alentadora para Jesús porque en aquel pequeño gesto había mucho amor. Recuerda a María que, lejos de esconder su pequeñez, la abrió de par en par ante Dios para que la besara, y de su pequeñez le nació una hermosísima canción.

Te doy toda mi pobreza. Tú, haz lo que quieras. Yo cantaré con mis hermanos tu amor.