«El
fervor de nuestra plegaria y no precisamente su longitud a grada
a Dios y le gana el corazón.
una sola Avemaría bien dicha es más meritoria
que ciento cincuenta mal dichas.
Casi todos los católicos rezan el Rosario o al menos
una tercera parte del mismo o algunas decenas de Avemarías.
¿ Por qué, entonces, hay tan pocas personas que
se corrigen de sus pecados y adelantan de veras en la virtud?
¡Porque no rezan como se debe!» :
* SAR 116 *
San Luis María de Montfort
Una
pequeña ayuda para
"Contemplar con María el Rostro de Cristo",
Navidad 2003
y para producir frutos de conversión y de santidad,
Novedad 2004
Miguel Patiño H. smm
CÓMO ORAR BIEN EL SANTO ROSARIO
1. Disposiciones para orarlo bien
2. Contemplación del misterio y de alguna virtud
3. Métodos
Introducción
De nada nos sirve meditar en la excelencia del Santo Rosario
gracias a los misterios y virtudes que contiene y a las oraciones
bíblicas que le caracterizan, si esto no nos conduce
a un compromiso de orarlo bien y frecuentemente, particularmente
en familia y en comunidad, como también personalmente.
Si queremos lograr los inmensos y maravillosos frutos de conversión,
de perseverancia y de santidad que produce el orar el Santo
Rosario, debemos esforzamos por hacerlo bien conociendo alguna
metodología y posibilidades de ejecución variada,
lo mismo que la naturaleza de esta oración y las intenciones
especiales para las cuales el Rosario es especialmente eficaz.
3.1 Disposiciones para orarlo bien
El éxito de cualquier ejecución humana depende
en más de un 80% de su preparación. También
el éxito de la oración, sobre todo cuando ésta
es en comunidad y además ya tiene una estructura especial
como en el caso de la oración litúrgica y del
Rosario. Las improvisaciones hacen las cosas ineficaces y rutinarias.
Es cierto que ora sobre todo el corazón, ora el que ama,
ora el que llora, ora el que cree... y amar y creer y llorar,
deben ser cosas que brotan como naturales y espontáneas.
Sin embargo, uno se prepara cuando va a una cita con alguien...
Además, la oración también es un arte que
requiere aprendizaje y calidad de realización. Un arte
que se puede mejorar.
San Luis María de Montfort, sabio pedagogo decía:
«El fervor de nuestra plegaria y no precisamente su longitud
agrada a Dios y le gana el corazón. Una sola Avemaría
bien dicha es más meritoria que ciento cincuenta mal
dichas. Casi todos los católicos rezan el Rosario o al
menos una tercera parte del mismo o algunas decenas de Avemarías.
¿Por qué, entonces, hay tan pocas personas que
se corrigen de sus pecados y adelantan de veras en la virtud?
¡Porque no rezan como se debe!» SAR 116.
Me permito recurrir de nuevo a la experiencia de san Luis María
quien en la VD nos da unas orientaciones muy prácticas
para orar bien:
l. Con la buena y recta intención de agradar a Dios sólo,
unirse a Jesucristo, nuestra meta final, y edificar al prójimo;
2. Con atención, sin distracciones voluntarias
3. Con devoción, sin precipitación ni negligencia
4. Con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.
VD 117.
3.2 Contemplación del misterio y de alguna virtud
En su Exh. Apost. RVM, el Santo Padre promovió el Año
del Rosario presentando esta oración sobre todo como
"una oración marcadamente contemplativa.";
"Sin la contemplación el Rosario... corre el peligro
de convertirse en una mecánica repetición de fórmulas...
y en una vana locuacidad..." RVM 8.
«Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo
tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezca en quien ora
la meditación de los misterios de la vida del Señor,
vistos a través del corazón de Aquella que estuvo
más cerca del Señor, y que desvelen su insondable
riqueza", RVM 12.
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El método propuesto por san Ignacio de Loyola ayuda mucho.
Consiste en lo que él llama la 'composición de
lugar', es decir, me imagino la escena del misterio que se enuncia
y me detengo mirándola atenta y devotamente, como haciendo
parte de ella y en compañía de la Virgen. La contemplo
de manera inteligente preguntándome a qué me compromete
este misterio, qué tiene que ver con mi vida personal
de discípulo de Cristo, con mi vida de familia, y en
comunidad. Miro alguna virtud especial contenida en este misterio
para pedir la gracia de vivirla.
Recordemos que:
1. Contemplar es mirar, recordar y admirar.
2. Contemplar es detenerse en silencio.
3. Contemplar es configurarse.
La contemplaci ón debe llevarnos a la configuración
a Cristo con María.
«El Rosario nos transporta místicamente junto a
María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo
en la casa de Nazaret. Eso le permite educamos y modelamos con
la misma diligencia, hasta que Cristo «sea formado»
plenamente en nosotros (cf Ga 4, 19). ... Es el principio iluminador
expresado por el Concilio Vaticano n, que tan intensamente he
experimentado en mi vida, haciendo de él la base de mi
lema episcopal: Totus tuus. Un lema, como es sabido, inspirado
en la doctrina de san Luis María Grignion de Montfort,
que explicó así el papel de María en el
proceso de configuración de cada uno de nosotros con
Cristo: «Como quiera que toda nuestra perfección
consiste en el ser conformes, unidos y consagrados a Jesucristo,
la más perfecta de la devociones es, sin duda alguna,
la que nos conforma, nos une y nos consagra lo más perfectamente
posible a Jesucristo. Ahora bien, siendo María, de todas
las criaturas, la más conforme a Jesucristo, se sigue
que, de todas las devociones, la que más consagra y conforma
un alma a Jesucristo es la devoción a María, su
Santísima Madre, y que cuanto más consagrada esté
un alma a la Santísima Virgen, tanto más 10 estará
a Jesucristo».(VD, 120). De verdad, en el Rosario el camino
de Cristo y el de María se encuentran profundamente unidos.
¡María no vive más que en Cristo y en función
de Cristo! (RVM 15).»
3.3 Métodos
Metodología general
Además de la preparación inmediata enseñada
por san Luis María, conviene, siguiendo a san Luis María
y al mismo Papa Juan Pablo ll:
1. El enunciado del misterio y ojalá que al enunciado
siga la proclamación del pasaje bíblico correspondiente.
Al proclamarlo considerar esa palabra no como simple información
sino como «Palabra de Dios pronunciada para hoy y para
mí; es decir, hay que dejar hablar a Dios», RVM
26.
2. El silencio. «La escucha y la meditación se
alimentan del silencio. Es conveniente que después de
anunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos
momentos antes de iniciar la oración vocal», RVM
31.
3 Proclamación pausada e inteligente del Padre Nuestro
y de las Avemarías. San Luis María destaca este
aspecto que ayuda a unir recitación con cabeza y corazón
y a proseguir la contemplación del misterio. (Ver SAR
127: Detén querido cofrade del Rosario, tu natural precipitación
al rezarlo. Haz algunas pausas en medio del Padrenuestro y del
Ave maría...).
4. El marco monfortiano. Generalmente el Rosario es enmarcado
por una oración de introducción para implorar
la limpieza de corazón y la devoción, y una oración
de conclusión que refuerza nuestra relación de
confianza y dependencia de María para ser más
de Jesús y de Dios. En este sentido me encanta mucho
el marco monfortiano en el que san Luis se atreve a hacemos
decir: "Me uno a ti, Jesús mío para alabar
dignamente a tu santísima Madre y alabarte en Ella y
por Ella" Y luego expresamos la voluntad de renunciar a
las distracciones y de orarlo con 'atención y devoción
como si fuera el último de nuestra vida'. Se hace la
profesión de fe y se honra a cada Persona de la santa
Trinidad, meta del culto cristiano.
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