Pontchâteau - Visita del lugar

Las etapas de la restauración

Todas las empresas para la restauración del calvario fueron unas aventuras de la primera construcción conducida por el padre de Montfort: fundadas sobre una fe audaz, realizadas por la muchedumbre de trabajadores voluntarios, que venían, impulsados, a servir una obra grande, a dar el testimonio de su fe, y a profundizar esta fe en la reflexión y la oración, por este trabajo.

Una primera tentativa

En 1947, los padres Mulot y Audubon, sucesores del padre de Montfort, que había fallecido en 1716, predicaban de nuevo una misión en Pontchâteau. El padre Mulot dejó algún tiempo al padre Audubon en el mismo lugar, para levantar el calvario. La gente responde con entusiasmo. Pero el padre Audubon se afronta a las mismas dificultades que el padre de Montfort, treinta y siete años antes. Con la oposición del Sr. de Menou, comandante de la plaza de

Nantes, los trabajos deben ser suspendidos, y la bendición del calvario, se hace “a escondidas y sin solemnidad”, dicen los archivos.

Una segunda tentativa

En 1783-84, aun con ocasión de una misión predicada por los hijos del padre de Montfort en Pontchâteau, se procede a algunas obras, y se planta tres cruces.
Pero una noche de 1793, el calvario es saqueado, la capilla “de la Madeleine” es incendiada, las cruces y las estatuas quemadas. Por suerte, el Cristo del padre de Montfort está escondido en San Lorenzo de Sevre desde 1745, y escapa a la destrucción. Lo que nos permite tenerlo hoy día.
Sin embargo, desde 1803, unas manos piadosas vienen de nuevo a levantar en el calvario tres cruces modestas, esperando unos días mejores…

La gran restauración del abate Gouray

En 1821, el párroco de Pontchâteau es el abate Gouray, hijo de “Sainte-Reine”, y sacerdote con fama de muy celoso. Emprende entonces unas grandísimas obras, que harán de la colina, con unos metros más o menos, casi la altura que tiene hoy. Moviliza a sus parroquianos, que dieron 21.925 jornadas de trabajo. Y, el 23 de septiembre de 1821, Mons. D’Andigné, obispo de Nantes, vino a bendecir solemnemente el calvario por fin restaurado y terminado

Los padres Monfortianos se hacen cargo del calvario

En 1863, Mons. Jacquemet, obispo de Nantes, pide a los hijos del padre de Montfort que vengan al calvario y animar las pere- grinaciones, cada vez más importantes. Llegan el 29 de Agosto de 1865, precedidos por algunos hermanos de su instituto. La capilla de la peregrinación se construye después, y se bendice en abril de 1873. León XIII beatifica al padre de Montfort el 22 de enero de 1888.

La gran etapa du padre Jacques Barré

El padre Jacques Barré será superior de los misioneros del calvario durante veinticinco años: de 1888 a 1913. A su llegada, llama a unos voluntarios de todos los alrededores, a varias leguas a la redonda, para trabajar al desarrollo de la peregrinación. Cada día trae a unos nuevos, cuyos nombres son escritos en el “Libro de Oro”. Gracias a su trabajo, el conjunto de la peregrinación adquiere su estado actual. Se planta árboles. Se construye grutas y monumentos. Solo la enumeración de estos trabajos es suficientemente elocuente por sí misma:

1891: Bendición de la Scala Sancta;
1895: Alzamiento del calvario, y gruta de Adán;
1899: Colocación de los grupos del Vía Crucis;
1902: Gruta de Belén y gruta de la Agonía;
1905: Nazaret y la Visitación;
1913: Grupo de la Ascensión…

Y la etapa del padre Henri Daniel

El padre Henri Daniel fue director de la peregrinación de 1928 a 1943. Construyó el “Templo de Jerusalén” con su patio donde se encuentran los grandes frescos evangélicos. Realizó también el “Cenáculo”, así como la “Nueva Visitación”, con sus frescos y por último, en la pequeña capilla del calvario, adorna las paredes con unos frescos que cuentan distintos episodios de la vida del padre de Montfort. Todos los frescos son obra del Sr. Paul Lemasson.