Pontchâteau - Visita del lugar (RISL)


1. RESUMEN HISTÓRICO DEL CALVARIO DE PONTCHÂTEAU

I

Todo empezó el 1 de mayo de 1709, durante el reinado de Luis XIV. Fue el final de la misión que había dado en Pontchâteau, el padre de Montfort – tenía 36 años - propuso a la parroquia entusiasmada un “Contrato de Alianza” y la construcción de un monumental Calvario. La ubicación definitiva elegida se ubicaba en el pantanal de la Madeleine, donde una vez hubo la leprosería del puente (así se llamaba Pontchâteau antes de la Revolución).

De octubre de 1709 a septiembre de 1710, miles de trabajadores voluntarios de la región e incluso de España y de Flandes, levantaron a la gloria de la Cruz de Cristo un monumento que pareciera desafiar el paso del tiempo. La bendición solemne del Calvario había sido programada para el 14 de septiembre de 1710... Sin embargo el obispo de Nantes, Gilles de Beauveau, comunicó al padre de Montfort que un Interdicto proveniente de Versalles ordenaba que todo lo que se había hecho fuera destruido.

¿Cuál fue la razón de éste Interdicto? Se argumentaba que este enorme Calvario tenía la apariencia de una fortaleza susceptible de servir de refugio a los piratas o de punto  de apoyo a las tropas de desembarco enemigas.
Luis XIV prohibió la obra considerada peligrosa para la seguridad del Estado. El verdadero motivo de la prohibición era realmente otro: era la venganza de un cierto senescal (mayordomo) de la Chauvelière, representante del duque Pierre de Coislin, indignado por lo que había ocurrido recientemente en la Iglesia de Campbon, donde las bancas de honor y las tumbas señoriales fueron, por orden de Montfort, desposeídas de sus privilegios.

II

Esta venganza continuará con los sucesores del padre de Montfort cuando quisieron, en 1747, restaurar el Calvario con el apoyo de Louis de Borbón, duque de Penthièvre. Sin embargo se consiguió construir una capilla a los pies del Calvario que fue destruida en 1793 tras la batalla de Savenay, por la incursión de la Caballería "republicana" que arruinó todo a su paso.

III

La primera restauración del Calvario data de 1821. En esta época, el párroco de Pontchâteau era el P. Gouray, nacido en Sainte Reine de Bretagne. Fiel a la memoria y al pensamiento del padre de Montfort, emprendió obras importantes para reconstruir el Calvario y la pequeña capilla incendiada en 1793. En 17.035 se ha cifrado el número de días de trabajo siempre voluntario en esta ocasión. El 23 de noviembre de 1821, Monseñor de Andigné, obispo de Nantes, rodeado por la Guardia Nacional, y de 10.000 peregrinos bendijo solemnemente estos dos monumentos de la piedad popular.

Sin embargo, el Calvario tal como lo vemos hoy día era estaba todavía lejos de estar terminado. 70 años después del esfuerzo excepcional del señor Gouray, un nuevo levantamiento masivo de trabajadores voluntarios sacudió el país nantés entre el Loira y el Vilaine y más allá. Persiguiendo la idea del padre de Montfort, uno de sus hijos espirituales, el padre Barré, proyectó trasladar a Francia una especie de Tierra Santa, evocando los misterios de la vida de Cristo en un gran parque. Tuvo la suerte de encontrar en un viajero de Tierra Santa, ex oficial de los Zuavos Pontificiosl, el señor Gerbaud, al consejero y arquitecto capacitado que necesitaba. Durante 25 años, pero sobre todo desde el 10 de diciembre de 1891 a 24 de junio de 1899, bajo el impulso de este hombre extraordinario que fue el padre Barré, equipos de voluntarios, divididos en 5 equipos, que habían llegado, algunos caminando, desde los cantones de Questembert, de Elven, de Allaire, Rochefort - en - Terre.... Estos nombres de estos valientes y , más a menudo de sus parroquias, llenan tres grandes registros, verdaderos Libros de Oro de esta epopeya de las comunidades cristianas del Oeste. En ellos las cifras son elocuentes: 150 parroquias, más de 120.000 jornales... Religioso, Épico, Pacífico ejército cuyas armas eran el pico, la pala, la carretilla o, más raramente, las herramientas del cantero, la poderosa polea que podía por sí sola desplazar las estatuas y las  Cruces.

Es imposible, en esta síntesis histórica, dar detalles de estos eventos demasiado olvidados. Recordemos, sin embargo, una fecha importante, el 24 de junio de 1899. Se trata de la solemne inauguración del Vía Crucis por el cardenal Richard, obispo de París, que, cuando era vicario general de Nantes, había alentado tanto esta empresa.
Más de 50.000 peregrinos se apretujaban, con los estandartes desplegados delante de la Sancta Scala donde presidía el obispo de Nantes, asistido por los obispos de Luzón, Angers y Vannes.

Para el Padre de Montfort, para el apóstol anteriormente humillado, fue el triunfo!

Aún más bella fue la apoteosis de junio de 1948. El Nuncio Apostólico en Francia, Monseñor Roncalli, el futuro Papa Juan XXIII, había aceptado presidir las fiestas de la canonización de San Luis María de Montfort en el Calvario. Fue recibido en el centro de una ciudad entusiasta por la Municipalidad, cuyo alcalde, Sr. M. Sambron, señaló con elocuencia "los vínculos que no han cesado de unir cada día más al padre de Montfort con su Ciudad Santa". En el Calvario, contemplando la inmensa multitud - entre 100.000 y 200.000 peregrinos - el futuro Papa dijo: "Pareciera que estuviéramos en Roma, en la Plaza de San Pedro, el día d ela Pascua"...

Este breve retrospectiva no ha resaltado la obra del Padre Daniel, quien había construido en 1933 el "Templo de Jerusalén" tan evocador por sus frescos evangélicos y tan útil para dar cabida a grandes reuniones; tampoco ha mencionado los prodigios, curaciones, conversiones que en estos santos lugares han ocurrido…

Su propósito era principalmente de mostrar que el Calvario de Pontchâteau, surgido de la meditación y de la voluntad de un Santo, fue el trabajo de todo un pueblo cristiano, y por ello, le pertenece como su herencia y como símbolo de su honor. Pero también es para recordarle, cuando lo olvida, el ideal de la fe y la epopeya de sus antepasados.

JB Vignard

 

2. LA CASA DE NAZARET

 

La pequeña casa rectangular en la que entramos es una réplica de la casa de la Virgen María y la Sagrada familia, en Nazaret, en Galilea. Ya existe una copia en Loreto, en Italia, "la santa casa", que, según lo que sabe, es una reconstrucción de la casa original.

La construcción de esta casa comenzó en 1893, por lo tanto en la época de los padres. Barré y Grolleau. Una placa de mármol recuerda la piadosa generosidad de la familia Guiot que hizo posible su construcción.

El padre de Montfort, quien tenía una gran devoción por el misterio de la Encarnación pasó por  Loreto, en su camino a Roma en 1706.

Encontramos en esta Casa una evocación de la escena de la Anunciación, que leemos en San Lucas (1, 26-39). A la derecha se encuentra una gruta que nos recuerda  el taller de José. Una pintura representa a la Sagrada familia.

"Este es", escribe el padre de Montfort , 'el primer misterio de Jesucristo, el más escondido, el más relevante y el menos conocido,... este misterio es un resumen de los misterios, que encierra la voluntad y la gracia a todos los demás...' (VD_248).

 

El Concilio Vaticano II menciona: «por lo tanto, María, hija de Adán, dando su consentimiento a la Palabra de su Dios, se convirtió en Madre de Jesús y, aceptando de todo corazón la voluntad de Salvación, sin que ningún pecado se lo impida, se entregó plenamente como la esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo, para servir... al misterio de la redención» (LG 56).
Este es el primer misterio del Rosario.
Aquí también se puede meditar el Angélus, que resume el acontecimieto de Nazareth.

aliendo, más allá de la entrada al templo, a la izquierda se encuentra el fresco que representa el último misterio del Rosario de la Coronación al cielo de la Virgen María.


2 bis. LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

‘Eres la gloria de Jerusalén. Eres la alegría de Israel. Eres el gran honor de nuestro pueblo (15.9 Judith).

‘Finalmente la Virgen Inmaculada, preservada por Dios de toda mancha de la culpa original, tras haber completado su vida terrenal, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y exaltada por el Señor como Reina del universo, para ser así más plenamente conforme a su Hijo, Señor de señores, victorioso del pecado y de la muerte ' (Vatican II, LG 59).

Es justo que, desde hace mucho tiempo, le demos a la Virgen María el título de Reina.
La humilde esclava del Señor participa a título especial de la realeza mesiánica de Jesús y de su triunfo Pascual.

Contemplándola, nos abre a la Palabra de Dios y así nos introduce en el Reino.

Poderosa por su cercanía a Dios, María, Reina de la paz, Reina y Madre de misericordia, Mediadora de todas las gracias, intercede por la salvación de la humanidad.

Ella es la Reina de los Ángeles, y más aún de los Patriarcas, los profetas, apóstoles, mártires, los confesores, las vírgenes y de los Santos. El término de Nuestra Señora corresponde con el de nuestra Reina... Pensemos en el canto de la Salve Regina y el del tiempo Pascual, Regina Caeli;. Al padre de Montfort le gustaba llamarla la Reina de los corazones.

Este es el último misterio del Rosario. Y la fiesta de María Reina se celebra el 22 de Agosto, una semana después de la Asunción