Ecuador ¿TIUNFO O FRACASO? (EIV) Paco, smm - Equipo Itinerante de la Visitación |
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La vida del cristiano no es siempre triunfo, sino tiene mucho de fracaso. La vida de Jesús es un ejemplo claro de esta realidad que sus seguidores aprendemos día tras día en nuestro caminar cotidiano. Escribo estas líneas desde la selva amazónica donde, desde hace algunos años, me comprometí con el equipo itinerante de la visitación (EIV) en la visita a las comunidades más lejanas y abandonadas. Hago estas reflexiones a partir de lo que vivo actualmente y que seguramente viven muchos otros misioneros, compañeros de camino, por esta aldea que es nuestro mundo. Ahora te preguntaras dónde está el fracaso. Es que los dos van juntos, sin darte cuenta. Prueba a pensar un poco en tu vida y te darás cuenta por ti mismo. |
Como misioneros itinerantes hemos tenido nuestro triunfo, nuestra gloria al principio, hasta los obispos nos decían que todo estaba bien y que bien que algún loco se haya puesto en este camino. Ahora después de tres años de camino, la gloria comienza a desvanecerse. El fracaso se hace sentir. Mejor que se retiren a los desiertos, váyanse por otros lares, aquí no los necesitamos… peor cuando el fracaso es acompañado por un silencio que no te permite oír las criticas que recibes. Siento que estamos en este momento de silencio, de soledad, donde me cuestiono y pongo en cuestión lo que Dios me pidió por medio de otros. Son los momentos de la prueba. Aquí comprendo que el fracaso no es tirar la toalla, no es gritar al cielo, sino es ser despojado de todo y tirarte en los brazos de Dios, donde el triunfo y el fracaso son llenados por su inmenso amor. Para un itinerante el fracaso es cuando ya no quieren un caminante sino una persona fija, encajada en un servicio estable, que no estorbe, que no disturbe y sobre todo que no cuestione. Cuando llego acá es donde más me despojo, pero es donde más aparece la originalidad de un carisma que Dios da a las comunidades. Un don que sirve para ser compartido, servido, mascado en el duro caminar de la vida. Y así debe ser y es. Sólo tengo la seguridad que alguien nos acompaña con su oración, con su cariño en superar estos sentimientos. Superar estos momentos donde me pregunto si no estaría mejor sentado y acomodado en una oficina, que comido por los moscos, los insectos de la selva, las incomodidades… Como dice Jesús: “quien no carga mi cruz y me sigue, no es digno de mi”. O ¿será que en estos momentos aparecen mis debilidades? Saco fuerza de todo esto y te invito a seguir acompañándome en el caminar, con las tentaciones y miedos que el mundo nos presenta continuamente. Dios te bendiga. |