Ecuador

EL  CAMINAR  DEL  EQUIPO  ITINERANTE  DE  LA  VISITACIÓN  (EIV)

Trinidad - Equipo Itinerante de la Visitación

Corriendo voy por el mundo,
voy como un niño perdido,
Y no quiero aunque me critiquen
Ni bienes, ni beneficios
Y así no teniendo nada
Todos los bienes poseo
Pues mi única riqueza es ser
Pobre y obediente.   (Cant N. 91)

Conformamos el EIV dos laicas de nacionalidad peruana y un sacerdote monfortiano los que hemos iniciado este Proyecto de misión propuesto por el superior de la Congregación Monfortiana con el objetivo de volver a las fuentes, a ejemplo de  San Luis María de Montfort y retomar el carisma de misionero itinerante.
         Con esta finalidad comenzamos a visitar los Vicariatos de fronteras: Ecuador, Colombia y Perú, y a los Obispos encargados, para conocer la realidad de las zonas, discernir, luego tomar decisiones para llevar a cabo la misión en las fronteras que necesiten nuestro apoyo.
 Damos inicio a este recorrido desde Pasaje (Machala) a Quito, de Quito a Lago Agrio Ecuador, llegando al Vicariato de Sucumbíos para la primera entrevista con el Mons. Gonzalo López Marañón a quien entregamos una copia de nuestro proyecto, después de enterarse nos dio una respuesta muy alentadora y realista. A la vez nos invitó a conocer algunos proyectos de la pastoral que llevan adelante con responsabilidad netamente de laicos, estos proyectos nos parecieron muy interesantes y particulares comparado con otros. Participamos en una jornada de comunidades donde conocimos a un Diácono quien nos acompañó a unas comunidades designadas por el Obispo para visitar, compartimos muchos momentos gratos en este


Durante décadas Chevron Texaco, ocasionó muchos daños a la ecología de la provincia de Sucumbíos.
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lugar de frontera donde la única movilidad es el bote o canoa por el río Putumayo, en esta zona descubrimos que los colonos en la gran mayoría son de Colombia (más que de Ecuador) siendo frontera ecuatoriana, ellos nos contaron sus sueños, alegrías y tristezas, nos abrieron sus humildes viviendas con afecto. En estas fronteras tuvimos la oportunidad de compartir la “Fiesta por la Paz” de los Vicariatos de Frontera ( Iglesias hermanas de frontera), en el lado colombiano en Puerto Asís, donde nos acogieron con mucha sorpresa y solidaridad invitándonos a presentarnos, fueron momentos muy emotivos e importantes para nosotros ya que nos dio la oportunidad de poder dialogar con los Obispos de Mocoa-Sibundoy, Mons. Alberto Parra y su Vicario General, Mons. Francisco Javier de San Vicente de Caguán-Puerto

Leguízamo, ambos de el lado colombiano con quienes tuvimos una entrevista. En este diálogo nos manifestaron su pensar: “ser como los botones que unen” o “ser puentes que unen a pueblos y comunidades”. Las frases dichas por los pastores de las Iglesias hermanas de frontera nos fortalecieron más en este periplo y así con este entusiasmo, luego de un breve descanso, nos dirigimos al territorio peruano ingresando esta vez por el río Napo para llegar hasta el Vicariato San José de Amazonas (Perú), cruzando la frontera de Ecuador hasta Iquitos, el viaje fue largo (7 días) pero creemos que valió la pena ya que también encontramos a Mons. Alberto Campos quien nos abrió las puertas de su casa muy afablemente dándonos a conocer la realidad de su Vicariato, de sus avances y sus dificultades , compartiendo con él nos damos cuenta que su territorio es mucho mas extenso que de los otros Obispos, porque la mayoría de sus comunidades están ubicados en los cuatro ríos más grandes de la Amazonía peruana y siendo el más grande el río Putumayo, frontera con Ecuador y Colombia con 1500 km de distancia, el transporte es muy escaso y muy costoso.
         Después de siete días iniciamos el viaje río arriba aceptando la invitación del Mons. Alberto y hacer un alto en Santa Clotilde (la única parroquia del río Napo), aquí constatamos que el territorio de esta parroquia es muy grande (600 km.) solo por río y que faltan más sacerdotes misioneros que quieran asumir las misiones en esta jurisdicción. Aquí al igual que en otras fronteras existe mucha violencia ya sea de narcotráfico, tráfico de maderas, explotación de petróleo y de oro (en el río Curaray, lado peruano) , apenados por estas realidades del suelo patrio, después de una semana de estadía nos embarcamos hasta la frontera para luego ingresar otra vez al centro de misión (Ecuador).

Lo resaltante de estas visitas fue:

  • conocer la realidad de las fronteras de Ecuador, Colombia y Perú que a pesar de la violencia y hostilidad que existe entre estos países, a pesar del olvido de los gobiernos;
  • que hay pueblos ávidos de la Palabra de Dios, solidarios y muy fraternos, que se sienten agradecidos con nuestra visita; y
  • que el sufrimiento y la violencia no han endurecido sus corazones, que saben acoger.

Gracias a todos los hermanos: Sacerdotes, seglares y los responsables de los Vicariatos que nos dieron acogida en sus zonas al igual del lado peruano, recordaremos con gran afecto su hospitalidad.


Surcando el río Napo, rumbo a Sta. Clotilde