Comentarios de Evangelio

24 de noviembre de 2024
El Señor Jesucristo Rey del Universo - B
(Dn 7, 13-14; Ap 1, 5-8; Jn 18, 33b-37)

Comentarios de Evangelio
"Relais d'Évangile"

Antiguamente en la revista " Le Règne de Jésus par Marie "

Gracias a todos los cooperadores Montfortianos

Octubre (Ciclo B)

6 de Octubre - XXII Domingo Ordinario

13 de Octubre - XXIII Domingo Ordinario

20 de Octubre - XXV Domingo Ordinario

27 de Octubre - XXVI Domingo Ordinario

Noviembre (Ciclo B)

3 de Noviembre - XXXI Domingo Ordinario

10 de Noviembre - XXXII Domingo Ordinario

17 de Noviembre- XXXIII Domingo Ordinario

24 de Noviembre- Jesucristo Rey del universo

- Oración (La misa de cada día: Josep Otón Catalá)

24 de noviembre

Señor Jesucristo, te damos gracias
porque eres testigo fiel de un Reino,
el Reino de Dios,
donde no prevalece la ley del más fuerte,
donde todos, sobre todo los más frágiles,
son respetados en su dignidad
de hijos del mismo Padre
gracias porque has creído tanto en este Reino
que te ha costado la vida.
Reconocemos que nuestra fe no siempre
es tan viva que nos convierta, como a ti,
en auténticos testigos, y con frecuencia
vivimos de espaldas a la verdad
o indiferentes al sufrimiento de los hermanos,
poco conscientes de nuestra complicidad
con el mal del mundo.

 

Danos, Señor; un corazón pobre y sincero
para reconocer que, solos, jamás construiremos
el Reino que tu anunciaste;
danos un corazón capaz de acoger el Reino
que se nos ofrece como gracia y regalo;
danos un corazón tan valiente
que nos disponga cada día a escuchar tu voz
y a vivir según tu palabra.
Ábrenos los ojos para saber reconocer
en el mundo de hoy a aquellas personas
que son testigos del Reino iniciando cada día
nuevos caminos de fraternidad
y diciéndonos que es posible seguirte.
Que cada vez que le pedimos al Padre
«venga tu Reino» nos convirtamos también
en sus testigos fieles

Ciclo A

Él es la luz. Tú la lámpara.

Sin tu luz no es posible la alborada, los rayos inundan un horizonte lejano, la luna se esconde para dar paso a la mañana. Mi cuerpo es lámpara que transmite en derredor efluvios de plata, para llegar a ti, a ti, a ti, allí donde la luz con todo su esplendor alcanza.

Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

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Lectura orante del Evangelio: Juan 18,33-37  

Jesús se ha hecho el Señor de la historia con la sola omnipotencia del amor (Papa Francisco).

José Antonio Nieto (España)

Pilato dijo a Jesús: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’
Pilato, un hombre escéptico acerca de lo que es la verdad, pregunta a Jesús si es rey de los judíos. Nosotros, que caminamos tras los pasos de Jesús y queremos aprender su manera de vivir tan distinta y sorprendente, nos preguntamos quién es el rey de nuestra vida, quién o qué ocupa el centro de nuestro corazón. Vueltos a Jesús, con la alegría de la fe, le decimos que queremos estar con él para vivir con él. Entramos en la oración para entrar en el reino, que es su presencia amorosa dentro de nosotros. Creemos en ti, Jesús. Tu reino da sentido a nuestra vida.

Jesús le contestó: ‘Mi reino no es de este mundo’.
Orar es dejar nuestra mentalidad vieja e injusta y aceptar la lógica de la nueva creación de Jesús. El reino de Jesús no se impone desde fuera con la fuerza y el poder, con la injusticia y la mentira; se abre camino en el corazón y se hace presente dentro como un perfume de alegría y un destello de verdad sin fin. El trono del reino de Jesús es la cruz, expresión del amor gratuito hasta el extremo. De esa fuente recibimos misericordia los débiles, salud los enfermos, dignidad los excluidos, amor los perdidos. Jesús, tu Reino no es de este mundo, pero es de nuestro corazón. ¡Qué gozo tan grande vivir contigo!   

‘Entonces, ¿tú eres rey?
¿Es posible que un pobre que prefiere a los pobres sea rey? ¿Es posible que un condenado a muerte sea libre? ¿Es posible que un despojado de todo siga teniendo y dando dignidad? ¿Es posible que, sin empuñar armas,

solo con palabras y hechos de vida, se abra camino un reino de entrega y amor? Sí, es posible. Ningún poder puede apagar la voz de Jesús. Ningún escepticismo puede borrar su amor. Él es rey y amigo verdadero.
Gracias, Señor, Rey de nuestras vidas. En la cruz muestras tu amor, tu grandeza. ¡Gloria a ti, Señor!

‘Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad’.
Jesús y cada uno de nosotros, cara a cara. Verdad y mentira, frente a frente. El testigo de la verdad, digno de nuestra fe, convocándonos a vivir en la verdad que es amor, alentándonos a no engañar en las cosas de Dios. El reino de Jesús, como fuente de nuestra dignidad; su entrega crucificada, como sorprendente manifestación de la realeza del ser humano, de todo ser humano. Ven, Espíritu Santo, condúcenos a la verdad completa. ¡Qué gozo ser testigos de tu verdad!

'Todo el que es de la verdad escucha mi voz’.
La oración es una escuela de verdad. Nos acercamos a Jesús. Nos espera en la cruz. Ahí está su gloria. Ahí nos crea y nos hace nuevos. De su pecho abierto recibimos gracia tras gracia. Lo miramos detenidamente, aprendiendo lo que es el amor. El Espíritu pone en sintonía nuestro deseo hondo de verdad con la verdad limpia de Jesús; así nuestro barro es vivificado. ¡Qué grandes son tus grandezas!  Vamos contigo, Jesús.

Buen fin del año litúrgico.
Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

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EVANGELIO DÍA A DÍA

Lunes, 18 de noviembre
“¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!… «Recobra la vista, tu fe te ha salvado» (Lc 18,38. 42).
La súplica es la expresión confiada en quien puede ayudarnos. Jesús anuncia el Reino de Dios y su misericordia, con gestos y palabras que curan, levantan, alumbran oscuridades. Jesús sigue actuando, sobre todo, cuando se encuentra con la fe de un ser humano pobre y necesitado. Grita a Jesús que necesitas su compasión y acoge a los están en los bordes del camino.
Jesús, abre los ojos de mi corazón a la fe en ti, para que te siga por el camino alabando y glorificando tu nombre.

Martes, 19 de noviembre
“Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa… Hoy ha sido la salvación de esta casa… Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19,5.10).
Jesús, el Hijo del hombre salva lo perdido, lo despreciado, lo que no cuenta ante los ojos humanos. Cuando Jesús viene a habitar tu casa, a hospedarse contigo, te invita también a cambiar de vida, a ser compasivo, como lo es el Padre del cielo. Jesús quiere alojarse en tu casa, donde está vivo el deseo y aflora la intimidad más verdadera. Al experimentar la salvación, nace una respuesta nueva
Jesús, ven a mi corazón, siéntate a mi lado, desata mis egoísmos y avaricias. Que tu salvación me haga misericordioso/a y solidario/a.

Miércoles, 20 de noviembre
“Les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:  Negociad mientras vuelvo” (Lc 19,13).
En esta parábola hay una llamada a trabajar incansablemente por el Reino. En este tiempo de la Iglesia debemos hacer fructificar los dones que el Señor nos ha dado a cada uno/a. No temas ante Jesús, Señor de la vida y de la muerte. No viene a condenar sino a invitarte a vivir el riesgo de fe y a producir frutos de amor.
Gracias, Señor, por todo lo que cada día recibo de ti. Gracias por la vida, la fe, la esperanza. Gracias por la alegría y la fraternidad. Gracias por la Eucaristía.

Jueves, 21 de noviembre
PRESENTACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
“¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos” (Lc 19,42).
La ciudad de Jerusalén, cuyo nombre significa paz, no reconoce la visita de Jesús, el agente de la paz enviado por Dios. Reconoce y acoge el mensaje salvador de Jesús. Su Palabra trae la paz y la justicia. Su vida es una parábola de paz y de comunión.
Hazme un instrumento de tu Paz. Donde haya odio, siembre yo el amor. Donde haya tristeza, siembre yo la alegría. Donde haya desunión siembre yo el perdón. Donde haya pena siembre el consuelo.

Viernes, 22 de noviembre 
Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos” (Lc 19,45.46).
Jesús hace del templo el lugar de su enseñanza. Habla abiertamente de la voluntad del Padre y del auténtico culto. Acoge la Palabra de Jesús. Ora al Padre en espíritu y en verdad allí donde te encuentres, a lo largo de tu jornada de trabajo. En esta sociedad de mercado donde todo se compra y se vende, aprende a vivir en gratuidad como viven los hermanos más humildes y pobres que comparten con naturalidad lo poquito que tienen.
Que tu Reino, Señor se haga presente en mi vida de cada día. Purifica mi corazón, y haz de mi vida un lugar donde el hermano se encuentre contigo.

Sábado, 23 de noviembre
“No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos” (Lc 20,38).
Jesús afirma que la resurrección no es una simple continuación de la vida, sino una vida nueva y distinta, una vida de plenitud. La vida, el amor, no mueren. Jesús te invita a asumir tu compromiso por la vida porque el Dios en el que crees es un Dios de vivos. Es el Dios de la Vida.
Resucítame, Señor, con tu Espíritu. Vivifícame, Señor, con tu Espíritu. Transfórmame, Señor, con tu Espíritu, Ilumíname, Señor, con tu Espíritu Para ser testigo de la vida en el mundo