Queridos lectores:
Si leyeron en el número anterior
el artículo que llevaba
este mismo título (pág. 15),
tengo que darles una triste
noticia: Micky, mi amigo, partió a reunirse con el Señor el
pasado 31 de Diciembre.
Estaba preparado… pero,
eso sí, se fue repartiendo
alegría hasta el último momento.
Tuvo la suerte de que su
tercer hijo, Guillermo, y su
novia, adelantasen su boda
dos meses, al 22 de Diciembre,
lo cual le permitió vivirla;
y como él hacía las cosas,...
la vivió intensamente hasta el
final, sin que ninguno de los
asistentes nos podamos explicar
cómo pudo aguantar.
Me contaron que en Nochebuena estuvo dando palmas
hasta las tres de la mañana, mientras la familia
cantaba villancicos. Y antes
de hospitalizarse por última
vez, no sé como, dejó los regalos
de reyes entregados, el
vino para las fiestas comprado,
y un regalo sorpresa
que apareció misteriosamente
el día de Reyes para
Mari Pili, su mujer. También
había instruido a la familia de
echar tres lagrimitas y a celebrar
cuando faltara.
Estando ya hospitalizado,
le dijo al médico que el día
31 se iría, que no pensaba
pasar la Nochevieja en el
hospital, ¡y vaya que si se
fue!... pero no había dicho a
donde...
Siempre tuvo esa chispa
de humor, que en este caso
no sabemos si fue intencionada.
Esa noche, tras terminar
las visitas en el tanatorio,
Mari Pili se llevó a la familia a
celebrar el fin de año, todos
juntos en casa, cumpliendo
con su mensaje de celebrar,
para luego volver al tanatorio
para acompañarlo.
Se llamaba Miguel Angel
Acero Bañón, y además de
desarrollar una carrera militar
plena, con mandos de grupo
y regimiento, paracaidista,
misiones en Bosnia y Líbano,
también se entregaba
en otras facetas más modestas,
pero no menos importantes:
como catequista en su
parroquia, llevándole las
cuentas a una residencia de
ancianos y estudiando Teología.
Estas dos últimas
cuando ya estaba retirado
por enfermedad.
Y no contento con eso,
también se animó a escribir
con nosotros, para "La
Buena Noticia", cuando ya
sus condiciones físicas estaban
muy mermadas y le costaba
mucho hacerlo; pero su
mente le impulsaba de qué manera.
Contar con su pluma ha
sido un privilegio, queridos
lectores, dejándonos sus interesantes
e históricos artículos
en los números 21, sobre
Lutero, (en el 22 no puedo
participar por estar en medio
de un achuchón de la enfermedad),
en el 23, escribiendo
sobre el Padrino de
Bautismo, en el 24, sobre
Napoleón y el Papa, en el 25,
sobre San Gregorio Magno, y
en el 26, ¡Eso sí fue una gota
fría!. Todos firmados por Miguel
Angel.
Colaborar con nuestro modesto
periódico, "La Buena
Noticia", le daba una gran
satisfacción en medio de su
enfermedad. Con qué alegría
recibía los periódicos cuando
salían publicados...
[Pueden leerlos de nuevo
en:
www.parroquiarosariotorrejon.es, pinchando en el
rectángulo "La Buena Noticia"].
A mediados de Diciembre,
Miguel Angel nos recibió al
padre Ángel, nuestro párroco,
y a mí en su casa de Alcalá.
El padre Ángel, tras conocerle,
le sugirió que expresara
cómo veía la presencia de
Dios en mitad de su enfermedad,
en su día a día. Y lo expresó en el siguiente artículo
pocos días antes de dejarnos:
'Gracias, Señor'
Sería su último artículo, que
transcribimos a continuación.
Para escribirlo necesitó una
enorme lupa y usar su único
ojo, ya muy deterioriado,
pero… como siempre, ¡adelante!
Hasta siempre, querido
compañero y amigo, has sido
un gran ejemplo de vida, el
enfermo más vivo que pueda
uno imaginarse. |
Querido Señor. ¡Oh, Señora
mía!
Otra vez os saludo en este nuevo
día que me habéis regalado.
Hoy aparece lleno de objetivos
y buenos propósitos. Miro al día y
me pregunto cómo puedo sacarle
todo el partido que me propone.
Son tantos los temas y cuestiones
que no sé por dónde empezar. Sí,
ya sé, el mejor camino es preguntarte
a Tí por dónde quieres
que empiece. Al fin y al cabo, Tú eres el que decide quién, cómo y
para qué de cada cosa y de cada
uno. Así que Tú eres la solución a
mi pregunta. ¿Qué hago hoy?
Hay tanta gente necesitada de
ayuda, que necesitaría más de un
día para llegar a todos. Bien, para
eso está mañana. Mañana seguiremos
porque hoy no nos da
tiempo.
Claro que, como soy un egoísta,
te intento poner mis prioridades
y ahí -no lo puedo evitarpongo
primero a mi mujercita.
Ayúdala porque lleva una carga
muy pesada. El trabajo, (aunque
le guste tanto), la casa, los chicos,
unos ya casados, y mi enfermedad.
Es demasiado para una persona
normal. Pero ella no es
normal, es excepcional. Es increíble
cómo puede llegar a todo y es
capaz de ser guía, sostén y refugio
de todos nosotros. Si estás de
acuerdo, a ella le dedicaré mis primeras
oraciones y pensamientos.
Luego vienen mis hijos. Lo primero
es darte gracias porque me
siento muy orgulloso de ellos. Son
buenos y tienen muy buenos sentimientos.
Cada uno con su historia
y su vida. Pero qué bonito es
verles crecer como personas.
Unos como padres que van descubriendo
lo bonito de serlo e ir
grabando en almas infantiles una
nueva historia... Los otros porque
van construyendo sus personalidades
y su proyecto de futuro.
Y tengo que seguir con mis inquietudes
repletas de aventuras,
ideas, problemas y heridas, que
necesitan de tu medicina, la medicina
del amor. Ayúdame a que
me llegue para todos.
Y así seguiría con una lista que
se me presenta infinita, inacabable.
Ni mis oraciones ni mis fuerzas
llegan a ellos, pero yo se que
Tú sí que puedes. Y hoy soy yo el
que se atreve a ponerte a Ti la
tarea del día.
Sé que para completar esa
tarea no solo hacen falta oraciones,
sino también el esfuerzo y el
sacrificio. En esa parte pongo mis
dolores. Tómalos en tu mano y
aplícalos donde más falta haga. A
mí no me gusta tenerlos porque
soy muy cobarde y digo, Señor,
aparta de mí este Cáliz. Pero si
aun así decides que se queden, te
los ofrezco, sin más remedio.
No me importa cómo acabará este lío del tumor; lo que sí sé, es
que debo vivir el día a día, porque
entre otras cosas nadie sabe si
habrá un mañana. Eso espero
conseguir con tu ayuda. Que hoy
sea un día de felicidad, lleno de
alegría y paz. Donde mi recompensa
estará en la cara de felicidad
de quienes me rodean. Ese
será el reflejo de que Tú estas
contento, feliz, y de que el día ha
merecido la pena de ser vivido.
¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señora! ¡Oh, Virgen María!
Testimonio de amistad
Dios, al crear al ser humano, invita a la amistad y comunión con Él.
La amistad es una de las experiencias humanas más ricas y hermosas
que cada persona puede vivir y es a la vez una de las expresiones más
auténticas del cristianismo.
En este camino hacia Dios, queremos profundizar en esa preciosa realidad
que es la amistad, ahondar de manera especial en la amistad con
Jesús y en Jesús.
La amistad en Cristo siempre es una relación personal. No es una relación
con una masa anónima en la que nadie es amigo de nadie. Jesús,
si bien estaba rodeado de mucha gente, buscaba tener una relación con
cada persona: a cada una la llama por su nombre; compartía comida
con ellos; disfrutaba conversando con ellos y hablándoles en parábolas.
Hoy sucede todo lo contrario. Muchas veces en las redes sociales se
plantean relaciones impersonales, una vida llena de amigos virtuales
donde sin embargo las personas se sienten aisladas del mundo. Jesús
invita a salir de ese aislamiento.
Elia |