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El fracaso educativo del PP

Martín López

¡TENGAN CUIDADO DE LOS RÍGIDOS!

Adriana Masotti / Vatican News

En artículos anteriores hemos denunciado cómo, en el campo de la educación, ha triunfado el buenismo en España.
Los lectores de La Buena Noticia coincidimos, en su inmensa mayoría, en que no se ha desarrollado una ley educativa que garantice plenamente la libertad, el derecho de los padres a decidir la formación de sus hijos, y la existencia de centros educativos de formación católica.
Todos comprendemos que, con partidos de ideologías distintas, se haya ido profundizando, paulatinamente, en leyes de educación igualitaria, muy acorde con los idearios de izquierdas. Esta tendencia pretende que, por el simple hecho de estar dentro de una enseñanza reglada, los alumnos vayan pasando de curso y lleguen a la Universidad sin necesidad de esfuerzo, de interés, de trabajo,… Sólo por el mero respaldo de una intención política.
Lo que verdaderamente nos llama la atención es que no exista ningún partido político conservador que haya ejecutado una ley que defienda, por un lado, la libertad de los padres a elegir la educación acorde con la recibida en casa y, por otro, una educación que fomente el estudio, la constancia, la ilusión por el trabajo bien hecho, el orden, el sacrificio y el espíritu de servicio a los demás. A más a más, el respeto a aquellos centros que hacen una oferta basada en los valores cristianos. Estos conceptos sirven al bien común, y deberían ser defendidos por todos, independientemente de la ideología.
Echamos de menos un partido político que coincida con nosotros en los fundamentos de la educación. Porque, añadimos más: ni siquiera cuando han gobernado partidos conservadores –en dos ocasiones con mayoría absoluta– se han modificado las estructuras para que, desde los organismos educativos, se hayan entendido el respeto y el valor que tienen estos principios. Reconociendo que estos partidos no tienen fundamentos, al menos podían haber defendido los de sus propios votantes… ¡Cuántos católicos, durante décadas, nos hemos visto obligados a optar por el llamado "mal menor"!
En conclusión, nos encontramos con un panorama incierto, con una educación echada a perder para aquellos que defendemos que esta debe ser seria y basada en auténticos valores. Y, además, una persecución desde los organismos públicos a aquellas instituciones privadas o privadas-concertadas que luchan, denodadamente, por salvar sus principios y ofrecer su ideario.
Nos preocupa mucho la realidad que se abre ante nuestros ojos. Pero, pese a todo, seguiremos trabajando desde nuestra pequeña parcela con fe, esperanza y caridad. En este sentido, recordamos las sabias palabras que, hace diez años, dirigió el papa Benedicto XVI a padres y profesores de Roma: "¡No tengáis miedo! Todas estas dificultades son la otra cara de la medalla del don grande y valioso que es nuestra libertad, con la responsabilidad que justamente implica (…) Una educación auténtica necesita la cercanía y la confianza que nacen del amor; todo educador sabe que para educar debe dar algo de sí mismo y solamente así puede ayudar a sus alumnos a superar los egoísmos y capacitarlos para un amor auténtico".



En educación, ha triunfado el "buenismo" en España.

"EDUCA A LOS NIÑOS
Y NO SERÁ NECESARIO
CASTIGAR A LOS HOMBRES"
(Pitágoras)

"Incluso hoy se hace así: se paga para dar malas noticias que ensucien a los demás"

"La salvación es un don del Señor", Él nos da "el espíritu de la libertad". Lo afirmó el Papa Francisco el 16 de octubre en su homilía en la Misa en Casa Santa Marta. El Papa recomienda estar atentos a los hipócritas cuyos corazones no están abiertos a la gracia.

El Papa comenta el pasaje del Evangelio en el que Jesús, invitado a comer por un fariseo, se sienta a la mesa sin hacer primero las abluciones previstas por la ley, recordando la dura respuesta de Jesús a la "maravilla" de aquel fariseo.
Francisco enfatiza la diferencia entre el amor de la gente por Jesús, porque llegaba a sus corazones, y también un poco por interés, y el odio de los doctores de la Ley, escribas, saduceos, fariseos que lo seguían para pillarlo en falta. Ellos eran los "puros":
"Eran realmente un ejemplo de formalidad. Pero les faltaba vida. Eran -por así decirlo- almidonados. Eran unos rígidos. Y Jesús conocía sus almas. Esto nos escandaliza, porque ellos se escandalizaban por las cosas que hacía Jesús cuando perdonaba los pecados, cuando sanaba el sábado. Se quitaban las vestiduras. "¡Oh! ¡Qué escándalo! Esto no es de Dios, porque se debe hacer esto… No les importaba la gente: les importaba la ley, las prescripciones, las rúbricas".
Pero Jesús acepta la invitación del fariseo a almorzar, porque es libre, y va. Y al fariseo, escandalizado por su comportamiento que va más allá de las reglas, Jesús le dice: 'Ustedes fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosan de robos y maldades'. Esas no son lindas palabras, ¿eh? Jesús hablaba claro, no era hipócrita. Hablaba claro. Él les dice: '¿Por qué miran hacia fuera? Miren dentro lo que es'... Otra vez les había dicho: 'Ustedes son tumbas blanqueadas'. Bonito cumplido, ¿eh? Hermosos de afuera, todos perfectos… todos perfectos… Pero por dentro, lleno de podredumbre, de avaricia, maldad. Jesús distingue las apariencias de la realidad interna. Estos señores son los 'doctores de las apariencias': siempre perfectos, pero ¿qué hay dentro?

Francisco recuerda otros pasajes del Evangelio en los que Jesús condena a estas personas, como la parábola
del buen samaritano o donde se habla de su ostentosa forma de ayunar y dar limosna. Porque, dice el Papa, estaban "interesados en la apariencia". "Jesús califica a esta gente con una palabra: hipócrita." Gente con un alma codiciosa, capaz de matar. "Y capaz de pagar para matar o calumniar, como se hace hoy. Incluso hoy se hace así: se paga para dar malas noticias, noticias que ensucien a los demás.
En una palabra, continúa Francisco, los fariseos y los doctores de la Ley eran personas rígidas, no dispuestas a cambiar. "Pero siempre, bajo o dentro de una rigidez -dice el Papa- hay problemas. Graves problemas (…) Detrás de las apariencias de buen cristiano, apariencias quede claro, que siempre trata de figurar, de maquillarse el alma, hay problemas. Allí no está Jesús. Ahí está el espíritu del mundo".
Y Jesús los llama 'necios' y les aconseja que abran sus almas al amor para que la gracia pueda entrar. Porque la salvación "es un don gratuito de Dios. Nadie se salva a sí mismo, nadie. Nadie se salva ni siquiera con las prácticas de esta gente".
Finalmente, una advertencia: "Tengan cuidado de los rígidos. Estén atentos ante los cristianos -ya sean laicos, sacerdotes, obispos- que se presentan tan 'perfectos', rígidos. Estén atentos. No está el espíritu de Dios allí. Falta el espíritu de la libertad. Y tengamos cuidado con nosotros mismos, porque esto debe llevarnos a pensar en nuestras vidas. ¿Yo trato de ver las apariencias solamente? ¿Y no cambio mi corazón? ¿No abro mi corazón a la oración, a la libertad de oración, a la libertad de limosna, a la libertad de las obras de misericordia?"