La voz de los jóvenes................................................................................................La voz de los jóvenes

JMJ "Panamá 2019"

Josele

JMJ "Panamá 2019"

Dani. Miembro de La Voz del Desierto

Es indescriptible la alegría que transmiten
los peregrinos que vienen a la jornada, siempre cantando, orando, saltando llenos de energía.
Definitivamente fue una inyección de aire fresco a este ambiente citadino que suele pecar de frío y poco familiar. Ciertamente tenía una percepción más pesimista de la fe entre los jóvenes, pero veo que en muchos jóvenes alrededor del mundo sigue viva esa necesidad de Cristo.
Cada interacción que tuve con los peregrinos en mi parroquia y en los centros de información de las estaciones del metro fueron verdaderas experiencias de acercamiento a Cristo.
Las palabras me quedan cortas para describir todo lo vivido durante esta jornada.

Carlos Mario Restrepo,
Biotecnólogo, 33 años.

Como en el servir, es necesario llevarlo al plano espiritual a la manera de Jesús mismo para que ese servir tenga un sentido y no un simple trabajo o tarea a realizar.
No fue fácil, supuso aproximadamente un año y meses en toda esta preparación, en la cual Dios puso a prueba mi carácter, paciencia, humildad y caridad.

Al llegar el bus y bajar el primer peregrino, fue la acción del Espíritu de Dios que me invadió; se reflejaba la alegría, la emoción, y las ganas de hacerlos sentir en su casa. Fue en ese momento cuando me dije a mi mismo, "Esto es lo que es servir sin esperar nada a cambio".

En todo Panamá se respiraba un aire de alegría, de gozo, de hermandad; se sentía la presencia de Dios en cada uno de esos peregrinos, se sentía gratificante ver la sonrisa de un peregrino luego de darle algún apoyo, sea en el idioma que sea, puesto que el idioma no era un impedimento en lo absoluto.

El que no ha participado en una JMJ no tiene idea de lo que se pierde: no tiene idea de los beneficios espirituales, de los cuales ni yo tenía idea, formar parte del voluntariado fue lo que puso Dios en mi corazón y Dios no se equivoca, eso era lo que tenía que hacer y para lo que estaba llamado en esta Jornada.
Dios quitó mis temores y miedos, Dios logró que pudiéramos al final reclutar 72 voluntarios en nuestra parroquia, algo que yo veía imposible. Dios llenó mi corazón esa semana de tal manera que esa huella dejada por El no será borrada jamás.

Tanto así que se me salen las lágrimas al escribir esto, lágrimas de emoción al ver que tan bueno es el amor de Dios.

Uribe Abdiel Romero.
Desarrollo de Software, 36 Años

La verdad es que este viaje inesperado ha sido una bendición en toda regla.
La aventura empieza hace un año cuando desde la organización de la JMJ de Panamá cuentan con nosotros para poder tocar allí en los actos centrales; a partir de ahí, se decide comprar los billetes y confiar en la providencia para poder buscar alojamiento y que cada uno de los siete integrantes del grupo pudiéramos ir.
Buscar el alojamiento fue muy sencillo; José Luis nos proporcionó un contacto y al hablar con ellos, Carlos y Mafer, estuvieron más que dispuestos a acogernos y cuidarnos en toda la JMJ.
A partir de aquí empieza el camino y, con alguna piedra que lo hace más interesante y más de Dios. Tuve algún problema para poder tener libre los días, ya que la JMJ esta vez se celebraba en el mes de Enero; pero al final se arregló todo. El grupo viajó el viernes y yo hasta el martes no pude hacerlo.

Había costado tanto que la ida se me hacía un poco difícil, parecía que no estaba disfrutando interiormente de lo que luego el Señor iba a hacer en mí a través del pueblo panameño.
Llegué a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, justo para comer y hacer la prueba de sonido. Ver a todos los jóvenes cantando y alabando a Dios, sin saber muchas de nuestras canciones, fue un momento en el que el Señor me permitió descansar en Él y ver la alegría de los jóvenes unidos en Cristo.
Esa misma noche ya no podía con mi alma y es donde conocí a Mafer y Melisa.
Y llegó el día en que el Papa llegaba a Panamá. Nos fuimos por la mañana a la "Feria Vocacional" en el parque Omar Torrijos. Desde que llegamos allí fue ver un sin fin de gente, de stands, de jóvenes en búsqueda, informándose, rezando, charlando, una feria en la que la "llamada de Dios" se podía palpar.
De allí, a Nuestra Señora de Guadalupe para celebrar la
Eucaristía y, acto seguido, ¡YA LLEGA EL PAPA!, y a correr de nuevo para poder verlo en el Papamóvil.
Esa misma noche cantábamos en Cinta Costera, en la tarima central Santa María La Antigua en el "Festival Vocacional". Allí pudimos conocer a varios grupos que se dedican a la evangelización a través de la música, entre esos grupos estaba Siervas.

Era increíble poder ver cómo se esmeraban y entregaban todo lo que tenían en cada detalle, cómo nos preguntaban a cada momento si estábamos bien, si necesitábamos algo... Sólo puedo dar gracias por todo lo vivido, por formar parte de su Iglesia.
El viernes tuvimos una mañana en la que rezamos el Rosario, hicimos las últimas compras, y de ahí nos fuimos a la embajada de España en Panamá donde el embajador nos recibió y charló un ratito con nosotros.
Después, nos dirigimos a la tarima San Juan Bosco, en el Parque Francisco Arias Paredes , para cantar justo antes del Vía Crucis del Papa. Allí había una carpa donde estaba expuesto el Señor 24 horas. Fue una gozada poder ver a todos los jóvenes rezando y hablando con el Señor allí, en la calle, a pie del cañón.
Y es que, en el fondo, la JMJ es un encuentro con Cristo y allí realmente nos encontramos con Él a través de toda la Iglesia.
Por todos estos días, GRACIAS SEÑOR..., por todo lo vivido. Camino al cielo, NOS VEMOS ALLÍ PARA SEGUIR CANTANDO LAS MARAVILLAS DE DIOS.